“Como una mariposa, yo me transformo”. Así lo dice Rosalía en Motomami, y es realmente lo que pasa en el disco. La cantante catalana ya lleva años mostrando que es más que una cantaora, y este disco lo confirma aún más. Rosalía se convierte en una estrella de pop que sabe reunir, aparentemente sin esfuerzo, una amplia gama de géneros, y la combina con textos muy personales y originales. El resultado del disco es una experiencia muy particular pero exitosa, y su concierto en Vorst Nationaal en diciembre es la ocasión perfecta para experimentar la música.
Diez discos a la vez
Por mucho tiempo, no era evidente que Rosalía se convertiría en cantante de pop algún día. De niña recibió una educación prestigiosa como cantante de flamenco o cantaora, y el primer disco que sacó estuvo dedicado únicamente al flamenco. Como comenta Rosalía misma en un documental de Billboard, los últimos años ha buscado cómo poder aplicar la tradición del flamenco en su música “en la manera más personal posible, sin miedo, y con riesgo”. Y es verdad que toma riesgos – sobre todo en su último disco Motomami. Todavía se pueden encontrar rastros del flamenco, pero muchas veces están encubiertos por otros géneros musicales. De una forma inimitable la cantante cambia de estilo musical, como sin nada. Un momento estás escuchando flamenco, y al siguiente entra el pop (“La fama”), el electro (“CUUUUuuuuuute”), o el jazz (“Delirio de Grandeza”). Quien espera un disco de una cantaora tradicional tal vez se sentirá engañado, y quien quiere escuchar pop en español será sorprendido por el flamenco. De todas formas, este tipo de música ecléctica ha hecho famosa a Rosalía, y la versatilidad es realmente el mérito del disco.
Así, escuchar a Motomami es como escuchar diez discos a la vez. Fuera de la mezcla de géneros musicales, Motomami es también un disco extraordinario en otros aspectos. Algunas de las canciones son multilingües: en “G3 N15”, por ejemplo, figura un monólogo en catalán al fin de la canción. Es una referencia a la herencia catalana de Rosalía y, en este caso, da un toque muy personal a la experiencia de la canción. Sin embargo, no siempre es el caso. “Delirio de Grandeza” empieza como canción de jazz, y la voz de Rosalía suena increíblemente bien con este estilo, creando una atmósfera mágica. Desafortunadamente, esto se derrumba cuando, de repente, un hombre empieza a cantar en inglés. El cambio de idioma y el lenguaje vulgar en este fragmento extrañan al oyente y arruinan el sentimiento de la canción.
La cantante también experimenta mucho – a veces demasiado – con sus textos. ¿Recitar el alfabeto en “Abcdefg”? Es un interludio de solo un minuto que rompe con la sucesión de canciones, y así quizá se pueda ver su valor artístico. Estéticamente, en cambio, este fragmento no es un hit: no se escucha un disco de un artista para oírlo hablar, y aunque original, es también un poco supérfluo. En “Chicken Teriyaki”, Rosalía refiere a la cultura japonesa, también un tema inesperado, pero en este caso sí funciona: ubica a Motomami en un contexto internacional.
Retrato de una artista excepcional
En este disco, Rosalía muestra su alma, dejando entrever a los fans una parte muy personal de su vida. En una colaboración brillante (“La fama”) con el cantante canadiense The Weeknd reflexiona sobre las trampas de la fama, y lo fácil que es ser engañado por ella. En “Bulerías”, se muestra indignada de las expectaciones rígidas acerca del flamenco, diciendo que es “igual de cantaora con un chándal de Versace que vestida de bailaora”. Pero el momento más íntimo del disco indudablemente se encuentra en “G3 N15”, la canción dedicada a su sobrino Genís. Contiene un audio de su abuela que se dirige a Rosalía cuando la cantante estaba en confinamiento en los Estados Unidos. Es un mensaje desarmante que, como muchos textos en Motomami, llega hasta el corazón.
El disco lleva a quien lo escucha en un viaje fascinante por el universo creado por la cantante. Sus canciones van más allá de las canciones de verano (como las de Álvaro Soler y Enrique Iglesias), un fenómeno ya muy establecido en el mundo occidental. Si bien estas canciones tienen su legitimidad, pero al embarcar en una búsqueda de sí misma, sin miedo a experimentar, Rosalía muestra que la música española tiene muchas caras. Asimismo, Rosalía prueba que la música más experimental también puede tener éxito internacional, lo que se ve en la popularidad inmensa de sus canciones en Tiktok y la muchedumbre de fans cantando con ella en sus conciertos por todo el mundo.
Rosalía no se puede comparar con ningún otro artista, y esto lleva a un disco muy singular. Algunos experimentos musicales fracasan, pero Motomami sobre todo consiste en joyas de verdad, que realmente resaltan el genio de Rosalía. Además, pinta el cuadro de un artista excepcional que está conquistando el mundo en este momento. Eso por sí solo es una razón para escuchar a Motomami, y disfrutar del concierto de Rosalía en Vorst Nationaal el doce de diciembre. ¿Nos vemos allí?
Rosalía, Motomami. Concierto en Vorst Nationaal el 12 de diciembre de 2022.